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sábado, 15 de septiembre de 2007

La Ruta de Los 4 Restaurantes (Lastarria)







Siempre llamativo por su increíble arquitectura del siglo pasado y el polo cultural al cual representa, el Barrio Bellas Artes, deja entrever un universo culinario simplemente exquisito. Perfecto para amantes del buen vino y excelentes apuestas ideadas para despertar los cinco sentidos, la calle José Victorino Lastarria entrega un atractivo ambiente festivo para disfrutar de frescos aromas y texturas, o largas tertulias con lo mejor del panorama musical actual. Por Francisco Javier del Río A lo largo de la calle Lastarria además de encontrarnos con una serie de cafés y tiendas que ofrecen distintos artilugios, es posible ser espectador de juveniles tiendas de ropa, artesanía, bazares de antaño y sugestivos restaurantes.

Patagonia Restobar es el primero que resalta a la vista por su letrero de madera y un barril dispuesto justo en las afueras del local. Ubicado al frente de la iglesia Veracruz, este recinto fue totalmente remodelado por sus dueños Jorge Leguizamón y Andrea Oyharbide, quienes al comienzo decidieron dotar al lugar de una diáfana iluminación, para luego comenzar a rescatar objetos de larga data, entre los que destacan un mesón y un refrigerador. Justo al lado de esta construcción existía una botillería, la que actualmente ha sido transformada en la cava de vinos que exponen a clientes chilenos y extranjeros.
La idea en un principio era entregar productos finos que marcaran la diferencia y dieran cierto grado de identidad al entorno, para que se hablara de Patagonia con propiedad, como un lugar de alto nivel que va mutando a través del tiempo según las necesidades de los usuarios, quienes encuentran en su cálida estancia, un sitio con cientos de exquisiteces.
La exigencia de los comensales permitió que el restobar se convirtiese también en una especie de cafetería dispuesta alegremente en la calle con sus tentadoras mesitas que invitan a los transeúntes a tomarse un delicado café.
Las muestras y degustaciones son parte importante de las actividades que son visibles en el emporio, local que funciona al interior del Patagonía y que ofrece entre sus rarezas paté de guanaco, chocolates, productos mapuches, licores artesanales, salame de avestruz, entre otros. Desde ya quedan todos invitados a conocer este restaurante para comentar con los amigos sobre la calidad de sus propuestas. Siguiendo por esta ruta, y junto a la iglesia Veracruz yace el Bar + Restaurant Victorino. Dicha zona es un buen punto de encuentro para todos los amigos que desean tomar un trago en un ambiente ameno con muy buena música. La carta del restaurante es bastante variada, caracterizándose por presentar platos descritos como “Comida Sudamericana”. Ejemplo de ello: Ensaladas, sopas, carnes, sándwich, picoteos y una funcional cafetería. Victorino. Para asistir a este lugar deben hacerse reservas al número 639 5263. Los precios varían según lo que uno desee consumir pero se encuentran platos que bordean los $6.000 pesos. Se trata de un panorama imperdible que no pueden dejar de visitar.
Continuando por la calle se erige la fachada roja y ya desteñida de Gatopardo. Este restaurant funciona desde 1993 y es uno de los íconos del barrio. Las grandes vigas descubiertas y las murallas con algunos cuadros, convierten a este espacio en un verdadero mundo aparte. Como dicen las personas, críticos y trabajadores del local, Gatopardo es un inusual hábitat mediterráneo. En su carta encontramos interiores, brochetas, aves y pescados, además de una barra que ofrece una infinidad de tragos que en conjunción con los picoteos de la cocina, que se puede ver por a través de una puerta de vidrio, hacen de este local un excelente espacio para disfrutar de exquisitas comidas.



Como un anexo de Lastarria, la Plaza Mulato Gil de Castro, es un referente de la bohemia santiaguina. En ella se mezclan cafés, comidas, libros y el imperdible Museo de Artes Visuales, junto a la galería Moro. En una esquina a la entrada de la plaza se sitúa el Café-Bar-Restaurante R. (Erre punto), que desde 1987 ha pasado por varios lugares hasta posicionarse definitivamente en este convocado paseo de fin de semana. Su dueño, Ricardo Amstrong, define al restaurante como un espacio tradicional, en donde se fusiona una mezcla arquitectónica entre casa colonial, de campo y al mismo tiempo, un espacio con estilo propio donde la elegancia y el grato ambiente se conjugan con fotos y cuadros antiguos que yacen en las murallas del lugar. Libros sobre la barra, los ajíes colgados, cacerolas y las velitas sobre los manteles a cuadros, invitan a disfrutar en un ambiente cálido y familiar. Para asistir al restaurante y probar las exquisitas pastas caseras que ofrecen hace más de 18 años, es necesario hacer reservas al número 664 98 44. El valor por persona se estima en $14.000 pesos. Aquí usted puede disfrutar de los canelloni rellenos con salsa de mariscos por $5.540 o un fierrito marino, una mezcla de camarones ecuatorianos, corvina, machas y ostiones por $8.800.
Ahora, el trabajo suyo es ir hasta José Victorino Lastarria y escoger una de estas opciones: cuatro restaurantes con historia que son fiel reflejo del patrimonio nacional urbano en constante cambio.

1 comentario:

Marcela dijo...

Bien la ruta de los restaurantes, si bien faltó mayor poder de síntesis (recordemos que esto es lenguaje para navegantes con poco tiempo).
¿Qué pasó con la ruta de Alessandra, por qué no está arriba del blog?
Puntos en contra por eso.
El blog está tomando cuerpo y está muy bien los recursos visuales, potencien eso y abrevien textos en las próximas entradas.
Saludos,
la profe.